Un día de primavera, fuimos al bosque a ver la naturaleza y respirar aire puro. Habían muchos árboles bonitos, pero uno me llamó la atención. Era muy pequeño, como si estuviera plantado hace unos días. Tenía muy pocas hojas, un tronco chiquitito y gruecesillo. Cuando volvimos a casa, era de noche, y nos pusimos a cenar. A partir de ese momento fuí a visitarlo. Algunas veces, le arrancaba las malas hierbas de abajo y otras veces, lo regaba un poco.
Al cabo de tres meses, el árbol estaba tan alto como los demás. Cada vez que miraba hacia arriba, veía que el pino llegaba hasta el cielo.
que guay
ResponderEliminarQue guay vicky
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