Había una vez una espada preciosa. Pertenecía a un gran rey, y desde siempre había estado en palacio, participando en sus entrenamientos y exhibiciones, enormemente orgullosa. Hasta que un día, una gran discusión entre su majestad y el rey del país vecino, decidió la guerra. La espada estaba muy ilusionada por que era su primera guerra. Fue al campo de una guerra y no le gusto lo que vio: había espadas rotas y mucha sangre. Antes de la noche de la guerra se puso a vibrar para hacer ruido y le dijo a las otras armas:
-¿Os gusta la guerra?
-No.
Y empezaron a vibrar. Fué tan fuerte el zumbido que llegó al país vecino, y las otras armas se
pusieron a vibrar. Dejaron la guerra para el siguiente día. Pasaron 7 días y los reyes se reunieron
para hablar del tema y acabaron contandose historietas y se suspendió a guerra. Y de vez en cuando
se reunian para contarse anecdotas.
-¿Os gusta la guerra?
-No.
Y empezaron a vibrar. Fué tan fuerte el zumbido que llegó al país vecino, y las otras armas se
pusieron a vibrar. Dejaron la guerra para el siguiente día. Pasaron 7 días y los reyes se reunieron
para hablar del tema y acabaron contandose historietas y se suspendió a guerra. Y de vez en cuando
se reunian para contarse anecdotas.
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